diario de una vaca

jueves, octubre 13, 2005

descubrí el camino al cielo y un nuevo tono de azul

descubrí la carretera al cielo:
Ese día (sábado) desperté muy relajada y con los sentidos bien atentos, íbamos de camino al campamento de espelio y todo me llamaba la atención; durante el camino, me asombraba del paisaje, la vegetación, el cielo, los cerros, en fin, parecía una niña que viajaba por primera vez en carretera.

Después de un rato de carretera llegamos a un cañón, yo iba facinada de las nubes que estaban a la altura de los cerros y parecían rodearlos, y obvio un que otro rallito de sol que se escapaba de su sombra y se asomaba hasta llegar a tierra firme. Entramos en el cañón y poco a poco fuimos subiendo el camino en el cerrro y cada vez nos acercábamos más a la neblina que se veía en lo alto y que por cierto, en vez de venir del cielo, parecía que las nubes emergían de los cerros como si fuera el humo de un volcán.

La verdad pensé que no la íbamos a alcanzar porque parecía que el camino comenzaba a descender de nuevo antes de llegar a ella pero no!!!!!!! Llegamos hasta ella y desde ahí se veían unos paisajes preciosos, las nubes debajo de mí así como en las fotografías que tanto me gustaron del marco cuando fui (que por cierto hoy iré de nuevo), parecía que íbamos camino al cielo, pero en algún momento nos desviamos y llegamos a otro lugar; aún así, ya sé por donde está el camino (para cuando quiera llegar) sólo busco la desviación.
Ya estando ahí (el pozo del gavilán) el primer día acampamos (yo andaba demasiado chiple!!!, como me hubiera gustado que estuvieras ahí para chiplearme) y el siguiente... a trabajar y disfrutar.

Bajé un rapell de aproximadamente 90 metros hasta llegar al lado seco de un pozo y una cueva con agua. Me estaba preparando para entrar al agua (me quité arneses, casco, etc) cuando la persona que estaba bajando pidió que todo el que estuviera debajo se hiciera a un lado (no parecía preocupado, así que no me preocupé), nos quitamos de ahí y cayó una piedra enorme al agua (de unos 15 cm. de diámetro) y siguieron cayendo más y más piedras enormes. La verdad me asusté bastante, ya que de no haberme quitado, seguramente no podría estar escribiendo esto. (NO ME VUELVO A ACERCAR A LA PARED MIENTRAS ALGUIEN SUBE O BAJA)

Terminó la caída y pasó el susto y entré al agua (ESTABA TAN FRÍA QUE NO AGUANTÉ NI UN MOMENTO). Un amigo llevaba un colchón inflable y con él nos paseamos por la cueva sin volver al agua.

Ahí dentro, descubrí un nuevo tono de azul; era un azul intenso, y muy brillante; al igual que en matacanes, parecía que una enorme lámpara estuviera aluzando el agua desde el fondo, pero de un color distinto. En matacanes era como azul-verde, aquí era sólo azul, un color puro, sin intrusos, ni estorbos.

El recorrido terminó, subí de nuevo los 90 metros y después de un rato de descanso y sol, regresamos y de nuevo comprobé que ese camino tenía algo especial, pero no logré distinguir en qué momento se desviaba hacia el pozo y hacia dónde se seguía para llegar al cielo, yo creo cuando me toque ir todo será más claro.

1 Comments:

  • At 10:56 a.m., Anonymous Anónimo said…

    Mi Bonys me paras los pelos de punta cuando platicas que te pudo haber pasado algo. No sabes los miedos que paso al pensar que te pudiera suceder algún percance. Cuídate mucho, mi vida, recuerda que tu madre te ama y te espera sana y salva. Pero qué bueno que te la pases tan padre, que vivas la vida intensamente y que puedas compartirnos esas vivencias tan extraordinarias. Te quiero. Mami

     

Publicar un comentario

<< Home